Archivo de la etiqueta: KGB

El poeta que enfrentó a Stalin

“Epigrama contra Stalin” podría ser considerado como las dieciséis líneas de una sentencia de muerte y es, quizás, el más importante poema político del siglo XX, escrito por uno de sus más grandes poetas y contra el que fue, bien podría afirmarse, uno de los más grandes tiranos.

POR JOSE MANUEL PRIETO en Revista Ñ

En 1996 el historiador Jean Meyer, que por aquel entonces daba los toques finales a su libro Rusia y sus imperios, me pidió que le tradujera del ruso un poema del poeta Osip Mandelstam (Varsovia, 1891, campo transitorio de Vtoraya Rechka, cerca de Vladivostok, 1938). La perestroika estaba todavía cerca y yo había recién publicado una traducción del “Réquiem” de Anna Ajmátova, uno de los más importantes poemas políticos del siglo XX. El poema que Jean Meyer quería incluir en su libro era el muy conocido “Epigrama contra Stalin”, que empieza con el verso: “Vivimos sin sentir el país a nuestros pies”. Seguir leyendo El poeta que enfrentó a Stalin

Perdón, camarada Stalin

Los escritos de contrición dirigidos a Stalin constituyen un verdadero género literario: el ansia de alcanzar el perdón de los pecados cometidos contra el amo y árbitro de vidas y haciendas es idéntica a la expresada por los sospechosos de herejía a los guardianes del dogma católico cuatro siglos antes, dice el escritor español.

POR JUAN GOYTISOLO en Revista Ñ

Los asfixiantes poderes autocráticos que se suceden a lo largo de la historia de las diversas civilizaciones del planeta, fundados siempre en el miedo y la humillación de los seres humanos, inspiraron al gran escritor egipcio Gamal El Guitani las figuras contrapuestas, pero complementarias, de Zayni Barakat, el personaje que da el título a su novela (1), y de Zacarías Ibn Radi, servidores ambos del sultán El Guri. Mientras la “filosofía” de Ibn Radi, regidor de un averno de suplicios y ejecuciones de los sospechosos de desafección al déspota, se resume en su reflexión de cancerbero: “El cruce del umbral de nuestras puertas debe ser para el prisionero un límite entre dos períodos. Su vida se ha de dividir en dos partes, de tal manera que cuando un individuo salga de aquí, no habrá cambiado de nombre sino de alma”.

Su colega Zayni preconiza métodos más sutiles que el tormento, como el de la utopía del mundo virtual en el que hoy habitamos.

“Yo ya veo el día en el que el gran jefe de los espías podrá examinar la vida entera de una persona (…) Y, no sólo lo que es visible, sino también sus deseos, sus sueños, sus inclinaciones (…) De manera que podríamos predecir lo que va a hacer un individuo al llegar a la edad adulta (…) ¡Obremos juntos para alcanzar la conversión de la humanidad al espionaje!” Seguir leyendo Perdón, camarada Stalin