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Un impostor en la conquista de México

El historiador francés Christian Duverger sostiene que el fundacional libro que relata la historia de Hernán Cortés en la llamada Nueva España es apócrifo y que en realidad la escribió el mismo conquistador. Esta posición, exhaustivamente documentada, rompería con supuestos de cinco siglos.

POR ANDRES CRISCAUT en Revista Ñ

Se reía a carcajadas. En la soledad de su casa de Valladolid en España, el famoso conquistador del imperio azteca, Hernán Cortés, el anciano de 58 años, se divertía consigo mismo diseñando una de sus más geniales estrategias. Si hacía poco más de dos décadas había logrado subyugar con la espada a 20 millones de personas con apenas unos centenares de soldados españoles, ahora, solo, y con una simple pluma, logrará tomar por asalto a la propia eternidad. Mientras todos lo creían viejo, deprimido y proscrito de la vida pública, en realidad en sus últimos años de vida el adelantado español estuvo creando una de las más perfectas campañas de marketing y propaganda personal de la historia: una maquinaria de tiempo que estallaría cuatro siglos más tarde. “Fue un chiste genial, una de las mayores mitificaciones de la historia –dice en su estudio de París el profesor Christian Duverger, en un español perfecto y a veces salpicado por giros castizos– hasta yo mismo caí en el engaño cuando escribí una biografía de Cortés hace diez años”. El historiador, sociólogo y arqueólogo de la Sorbona y de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París estuvo doce años investigando para llegar a su arriesgada Crónica de la eternidad (Taurus), presentada en su traducción al español recientemente en México y que promete sacudir los cimientos académicos madrileños.

“Quizás el libro más importante y bello de la conquista de México, la Historia verdadera de la conquista de Nueva España –cuenta el especialista en el mundo azteca y también colaborador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)–, un texto obligatorio en las escuelas para todos los mexicanos, un clásico a la altura del Quijote o del Cantar del Mío Cid, fue una impostura, porque el autor no fue Bernal Díaz del Castillo, sino que fue escrito de forma anónima por el propio conquistador entre 1543 y 1546.” En su oficina a pocas cuadras de la Sorbona, rodeado de cientos de libros dedicados a América Latina, Duverger especifica que “la Historia verdadera… fue publicada en 1632 ya bajo la autoría de Bernal Díaz del Castillo, y narra lo ya descrito por Cortés 100 años antes durante la conquista de México en sus Cartas de relación de la década de 1520. Sin embargo la Historia verdadera… es un texto superior ya que lo hace con una belleza y erudición literaria increíbles, y extrañamente contado desde la óptica de un soldado raso, lo que le agrega elementos humanos muy fuertes. La Historia verdadera… es un ejemplo temprano de lo que podríamos llamar el relato de una historia ‘subalterna’, contada por gente ‘de abajo’ y no por la reducida elite que sabía leer y escribir”. Seguir leyendo Un impostor en la conquista de México

El oscuro carisma de Hitler

Laurence Rees analiza en su nuevo libro el secreto del éxito de Hitler: el odio

Creemos saberlo prácticamente todo de Adolf Hitler, pero quedan secretos irreductibles de su personalidad y su liderazgo. Para el célebre historiador y documentalista británico Laurence Rees (Ayr, Escocia, 1957), ninguno entiende de qué manera consiguió arrastrar tras de sí, en la terrible espiral de la guerra y el genocidio, a millones de alemanes. A tratar de dilucidar eso y a explicar las claves de la fatal atracción del líder nazi, el autor de Auschwitz, El holocausto asiático, Una guerra de exterminio y A puerta cerrada, ha dedicado su nuevo libro, El oscuro carisma de Hitler (en Crítica, como todos los anteriores). Rees destaca en los rasgos de Hitler «su ilimitada capacidad de odio». Y advierte: «El poder del odio está infravalorado. Es más fácil unir a la gente alrededor del odio que en torno a cualquier creencia positiva».

 Como persona, señala Rees, Hitler era bastante lamentable. Un tipo psíquicamente “muy dañado”, incapaz de amistades y afectos verdaderos, bañado en odio y prejuicios. “Solitario y con una visión de la vida como lucha y de los seres humanos como animales». Pero tenía carisma. «Solemos creer que el carisma es un valor positivo, pero lo pueden poseer personas despreciables», reflexiona. Rees «Lo más importante que hay que entender del carisma de Hitler es que dependía de la gente. El carisma no existe sin conexión. No se puede ser carismático en una isla desierta. Buena parte lo pone el otro». Vaya, como el amor. «Sí, la idea es que cuando sentimos una conexión especial con alguien creemos que depende de ese alguien pero en realidad depende en parte de nosotros. El carisma de Hitler procedía tanto de la gente que lo seguía como de él. Por eso ahora no lo percibimos en fotografías o películas. No nos habla a nosotros. No somos de su tiempo. Lo que ha cambiado no es él, sino la percepción que tenemos de él». Seguir leyendo El oscuro carisma de Hitler

Bombas sobre Guernica, la historia paso a paso

en MundoGeo.es

Decían que sólo querían destruir un puente. Pero el 26 de abril de 1937, cuando los pilotos alemanes de la Legión Cóndor bombardearon Guernica, devastaron toda la ciudad y mataron a cientos de civiles. Fue el primer gran crimen de guerra de la Luftwaffe, las fuerzas aéreas alemanas. Basándose en la obra de Gordon Thomas y Max Morgan-Witts, El día en que murió Guernica, el autor recrea el antes, durante y después del ataque aéreo, en un relato cargado de emoción.

Lunes, 26 de abril de 1937, poco después de las cinco de la mañana. El cielo sobre Guernica está casi despejado, la borrasca de los últimos días se ha retirado por el golfo de Vizcaya. Sólo unos cuantos cirros reflejan los rayos del sol. El joven panadero Andoni Arzanegi ha dormido mal. Ha pasado la noche encima de los sacos de harina almacenados en el cobertizo detrás de su tahona, situada en la calle Goyen número 11. Estaba tumbado, dos de sus gatos le daban calor, y una y otra vez, el lejano ruido de cañones le arrancaba de su sueño. Pero al menos ha impedido que los ladrones se aprovecharan de la oscuridad para llevarse su harina. Los alimentos escasean en Guernica. Ya al principio de la Guerra Civil, en el verano de 1936, toda la región se había alineado con el Gobierno republicano. Pero ahora el ejército sublevado, encabezado por oficiales falangistas y nacionalistas, ha separado los territorios vascos del resto del país. Y el bloqueo empieza a surtir efecto.

Para comprar un kilo de café en Guernica

Un jornalero tendría que gastarse el sueldo de casi tres meses. Algunos carniceros han comenzado a sacrificar gatos y venderlos como conejos. La situación ha empeorado más con la creciente llegada de refugiados y soldados dispersos que se han retirado precipitadamente del frente y han ido hacia la ciudad. Hambrientos y con los uniformes andrajosos, cientos de ellos pasan el día en la plaza de la Estación. Invaden el Arrién y la Taberna Vasca, los dos mejores restaurantes de la ciudad, e interrumpen el baile vespertino en la plaza delante del colegio. De noche, cuando sopla el frío viento, buscan abrigo tras las lápidas del cementerio y hasta en el convento de monjas de Santa Clara. Ahora, Andoni Arzanegi tiene que constatar que también duermen en su Ford, un modelo de 1929 aparcado delante de la panadería. Han dejado sus fusiles, mochilas y cinturones de balas sobre el capó. Los exhaustos guerreros se han estirado sobre los asientos manchados con la sangre de sus camaradas heridos, para cuyo transporte requisaron el vehículo el día anterior. Diciendo maldiciones, Arzanegi tira el equipamiento al suelo y echa a los soldados del coche. Lo necesita para fingir que hoy es un lunes como cualquier otro. Primero conseguirá gasolina en el taller (a cambio de una tarta de manzana), después, como siempre, comenzará su ronda. 650 clientes están esperando el pan recién horneado. En la tarde de ese 26 de abril, un centenar de sus clientes estará muerto.

Guernica: la ciudad del Árbol

Cuando el bombero Juan Silliaco y su hijo de doce años cruzan el centro de la villa camino de la estación, apenas hay tráfico. Por las callejuelas de Guernica circulan menos carros de madera de lo habitual. En la esquina de la calle San Juan, como todos los días de mercado, espera el viejo vendedor de helados de fruta. Quizá haya venido por terquedad, quizá por costumbre: no tiene nada que vender, su caja está vacía. Silliaco ha madrugado porque quiere que su hijo se suba al primer autobús a Bilbao, un lugar ojalá más seguro. Dentro de pocos días, según cuenta la gente, el enemigo podría llegar a Guernica. Algunos esperan que la ciudad del Árbol, el viejo roble donde los reyes españoles juraban desde hace siglos guardar los fueros de Vizcaya, no será atacada por respeto a su gran tradición. Silliaco no opina lo mismo. Antes de partir, él y su hijo pasan por la estación de bomberos. El muchacho quiere despedirse de los dos caballos que han tirado del carro de los bomberos durante una misión la noche anterior. Con mangueras remendadas, Silliaco y sus colegas tuvieron que echar 300 litros de agua sobre una pensión en llamas. Seguir leyendo Bombas sobre Guernica, la historia paso a paso

Video secreto de la BBC en Corea del Norte (en inglés)

Publicado el 17/04/2013.

«Mientras el Comandante Supremo de Corea del Norte, Kim Jong-Un amenazaba con una guerra termonuclear contra los Estados Unidos, el periodista John Sweeney pasó ocho días de incógnito dentro de la nación más rígidamente controlada de la tierra. Viajando desde la capital, Pyongyang, hasta la zona militarizada de la frontera con Corea del Sur, Sweeney fue testigo de un paisaje inhóspito más allá de las palabras, un pueblo víctima del lavado de cerebros por tres generaciones y un régimen feliz de dar la impresión de marchar hacia el Armagedón.»

Las reformas económicas de Thatcher acentuaron la desigualdad en el Reino Unido

La desregulación que defendió junto a Ronald Reagan en Estados Unidos es hoy cuestionada por su relación con la crisis subprime. Sus medidas para achicar el Estado se quedan cortas al lado de los recortes que considera el gobierno de David Cameron.

por Francisco de Zárate en Clarín.com

https://i0.wp.com/www.semana.com/upload/images/2013/4/8/339203_7523_1.jpgParte de la leyenda de la ex primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, se forjó en la reforma neoliberal que acometió en la economía de su país. Privatizar y recortar gasto público desmantelando el Estado del Bienestar fueron sus principales recetas. Bajo su mandato pasaron a manos privadas el negocio del ferrocarril, el de las aeronáuticas y el de las telecomunicaciones. Los empresarios la veneraban. Ejecutada en coordinación con Ronald Reagan, en Estados Unidos, su «revolución» es aún hoy objeto de debate.

Para el semanario liberal The Economist, Thatcher era una persona que pensaba que la única forma de hacer grande a un país era dando libertad a los particulares: «Todas sus luchas tenían algo en común: el derecho de los particulares a dirigir sus propias vidas, tan ajenos como sea posible a la intervención del Estado». Sin demostrar el éxito de sus recetas, el semanario recuerda cómo su ejemplo cundió en todo el mundo: «Los gobiernos de América Latina hicieron suya la liberalización de los mercados. Tanto si les fue bien como si les fue mal, todos miraron hacia el ejemplo británico».

El también liberal The Wall Street Journal recordó hoy su alianza con Ronald Reagan para exaltar las virtudes de un sistema económico de libre mercado con poca intervención estatal, «aunque algunos aspectos como la desregulación de los servicios financieros, hayan sido cuestionados durante la crisis crediticia (originada por las hipotecas subprime)»: «En sus primeros dos años de gobierno, se achicó la economía británica y el desempleo aumentó en un millón, llegando a tres millones a mediados de los años 80 (…) La señora Thatcher respondió con reformas radicales, inspiradas en las ideas de los economistas defensores del libremercado Friedrich Hayek y Milton Friedman»

Thatcher cerró las minas estatales de carbón y las siderúrgicas porque no daban beneficios, provocando una huelga que fue famosa por la feroz represión que ordenó. «No estoy acá para cosechar aplausos», era una de sus frases favoritas. Según The Wall Street Journal, la economía británica se recuperó durante su mandato, en parte, por la flexibilización del mercado de trabajo de Thatcher; y en parte, por los descubrimientos de petróleo en el Mar del Norte.

El diario británico The Guardian tiene otra visión sobre sus méritos. En su nota de hoy, recordó las dos recesiones graves que vivió el país durante su mandato y cómo el desempleo se disparó a niveles no vistos desde la crisis de 1929. «La pobreza subió con Thatcher (…) En 1979, el 13,4% de la población vivía con menos del 60% de la mediana de ingresos antes de considerar los costos de vivienda. En 1990, ese porcentaje había subido hasta 22,2% o 12,2 millones de personas». El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad con valores de entre 0 y 1 (cuando hay desigualdad total, vale 1) pasó de 0,253 a 0,339 durante su mandato.

Lo más preocupante es que sus medidas se quedarían cortas hoy. Según The Guardian, «Thatcher nunca intentó una austeridad que implicara unos cortes en el gasto público de la magnitud que ahora está considerando la coalición de gobierno en el Reino Unido».